Nos cuidan, nos educan, nos enseñan, son refugio y sostén cuando las cosas nos van mal. Han pasado noches sin dormir y días acompañándonos en nuestros juegos, ayudándonos con las asignaturas más complejas y aunque con el tiempo no hagamos tanto caso de sus consejos evitan el «Te lo dije» y nos acogen como padres que son.
Por las risas, por los juegos, por tantos momentos compartidos, por la paciencia y la dedicación. Gracias papá.